La inflamación cutánea ocurre cuando las células de la piel tienen una respuesta hiperreactiva a alérgenos o toxinas. La inflamación aguda es una reacción natural para reparar la piel tras ser expuesta a infecciones o toxinas ambientales, y normalmente dura unos pocos días. Mientras que es una respuesta útil a corto plazo, si la inflamación continúa puede jugar un papel negativo. Cuando la inflamación es crónica comienza a ser destructiva y daña la piel.
Hay numerosos estímulos que inducen inflamación crónica: rayos UV, estrés, toxinas, tabaco, alcohol, infecciones por patógenos, exceso de radicales libres. Mientras que la inflamación es la primera línea de defensa de la piel, la excesiva respuesta inflamatoria causa envejecimiento prematuro de la piel.
Los signos incluyen sensibilidad dérmica, enrojecimiento e irritación. Variaciones genéticas en diversos genes de sustancias proinflamatorias y antiinflamatorias están asociadas a un mayor riesgo de inflamación cutánea crónica.